Narcoestética y cirugías plásticas
Luisa Fernanda Jaramillo García - lfernandajg_20@hotmail.com
Keshya Karina Torres Bejarano - kari1996-12@hotmail.com
Debido
a la polémica generada por el reportaje gráfico “Liposucción en adolescentes y
piñatas de ‘tetas’: narcoestéticas en Colombia”, -publicado en el periódico
británico The Guardian, el pasado 23 de abril- , se abrió una vez más el debate
acerca de la existencia o no de la “narcoestética” (cirugías estéticas
financiadas por el narcotráfico).
El
fenómeno de la narcoestética comenzó aproximadamente durante los años en que Pablo
Escobar tuvo su debut como el “gran narcotraficante” y como “dueño de hermosas
mujeres con senos y caderas voluptuosas. Estas mujeres poseían grandes
atributos gracias a que los ‘narcos’ les pagaban costosas cirugías, que les
permitían mejorar sus cuerpos y ser más llamativas.
Desde
que esto surgió, ha sido Medellín la ciudad catalogada de ser la cuna de la
narcoestética –aunque es la tercera en el país donde se realizan cirugías
estéticas-, creando un estigma que indica que las mujeres que se practican
alguna cirugía plástica son financiadas por los narcotraficantes.
Según
el cirujano plástico Carlos Eduardo Valdivieso Gelves, “la cirugía plástica es
un método para recuperar la belleza que pierde la mujer, a través de los años o
de los embarazos (…) De tal manera que la tal narcoestética no es una realidad
hoy en día. Los tiempos han cambiado y ya no podemos vincular la cirugía
plástica al ‘narco’ porque esa unión ya no se da”.
Igualmente,
la psicóloga de la Corporación de la Mujer, Ángela María Jaramillo, dijo para
el periódico Portafolio:
“resulta muy desfavorable que a las mujeres antioqueñas se les asocie con
narcotráfico y con formas voluptuosas, porque eso pone en riesgo muchas otras
dimensiones que tenemos desde el trabajo científico, por ejemplo”, y añade que
si a través de publicaciones periodísticas se comunica esa información con el
argumento de que la gente debe saberlo, “propongo que se equilibre con
información de que hay otro tipo de mujeres en la ciudad y el departamento”.
Por
su parte, Edgar Orlando Arroyave, psicólogo y docente de la Universidad de
Antioquia, dice que la gente siempre cree que la narcoestética se trata de
mujeres que utilizan silicona, cirugías estéticas y plásticas para moldear el
cuerpo, por lo que todos la asocian con eso y, si es así, se podría responder
afirmativamente a la existencia de la narcoestética.
The
Guardian: surge una vez más la llamada ‘narcoestética’
“Cuando algo tan grande pasa en una sociedad
es inevitable que afecte a todos los ámbitos de la cultura. En lo que a mi
reportaje concierne, durante mucho tiempo, se implantó un modelo de belleza en
el que el cuerpo de las mujeres se convirtió en un reflejo de un estilo de vida
de ostentación. Eso inevitablemente afecta a toda una generación de mujeres que
tomó referentes de esa cultura. En el momento actual, esa historia se encuentra
diluida e impregnada en la interpretación de la belleza en Medellín. Es a esto
a lo que hace referencia el término ‘narcoestética’”, respondió Manuela Henao, autora
del fotorreportaje de The Guardian a una entrevista realizada por El Tiempo.
Ante
este panorama, Valdivieso expresa que: “el artículo publicado recientemente en
The Guardian es una irresponsabilidad total por parte de la persona que lo
redactó. A mí me parece que ese artículo, además de que no corresponde a la
realidad, es simplemente el uso por parte de una periodista de una serie de
imágenes y de un contexto anterior para conseguir audiencias y lectores”.
La
controversia generada en las redes sociales por el título, las fotos y su
introducción que habla sobre las niñas de Colombia que crecen en un mundo donde
son vistas como objetos decorativos y donde la cirugía plástica manda, dio pie
para que varios lectores expresaran sus inconformidades con respecto a lo
anterior. El internauta Mauricio690433, manifestó que este tipo de artículos demuestran
amarillismo: “soy bogotano y me indigna que le den tanta trascendencia a una
noticia donde quieren hacer quedar mal a las paisas. Si una mujer quiere
arreglar algo de su cuerpo que no la hace feliz ¿qué problema tiene?, todos
somos colombianos y no está bien que una colombiana vaya a vender una imagen
que no es”.
Por
otro lado, el usuario Ecanoa1950, mostró estar de acuerdo con el fotorreportaje,
diciendo: “la verdad duele, duele mucho, duele más que una liposucción sin
anestesia”.
La
fotógrafa Manuela Henao explicó para la misma entrevista que “esa frase hace
referencia de una forma cruda a que es necesario interesarse más por cómo
cuidamos la integridad y la imagen de la mujer y qué referentes patrocinamos
para las niñas. Considero que es de extrema importancia rechazar modelos de
comportamiento como los que se exhiben en las telenovelas populares. Si se
rechazara esto con tanta vehemencia como se piden explicaciones por titulares
así, entonces sería una batalla ganada”.
La
televisión: uno de los medios más influyentes
La
televisión, que ha sido uno de los principales medios de comunicación que
permiten el manejo de masas, es un factor clave donde se ha evidenciado
diversas muestras de la denominada narcoestética, ya sea a través de películas
o series que ahora son comunes en la programación de los principales canales de
televisión.
Las
principales series que han hablado sobre la narcoestética han sido: “Sin tetas
no hay paraíso”, “Las muñecas de la mafia”, “Pablo Escobar: el patrón del mal”,
“El capo”, donde puede verse, claramente, la influencia del narcotráfico en las
cirugías que se practicaban las mujeres.
Diana
Figueroa, analista de contenido televisivo latinoamericano, dijo para el
programa Doble Vía que “los
formatos de narcotráfico molestan a algunos televidentes”. Por su parte, la
presentadora Amparo Pérez explicó que ahora hay una tendencia por hacer
‘narconovelas’ que luego son transmitidas a otros países y que muestran algo
diferente a la realidad en que vive el país.
Estereotipo
cultural paisa
El
psicólogo Edgar Arroyave afirma que, a pesar de que las mujeres paisas son
fuertes han sido oprimidas: “uno sí ve que en la cultura paisa las mujeres son
sometidas a los hombres, entonces las mujeres ya sean hijas, madres, novias,
esposas, abuelas, son mujeres que viven o giran en torno a los deseos de los
hombres”. Además, agrega que: “las mujeres tienen un lugar subordinado al deseo
del hombre y cuando se une el poder del dinero, estas se convierten en un
objeto más de exhibición estética de los ‘narcos’, así como las joyas, los
carros, las mansiones”.
Así
mismo, Valdivieso opina que las cirugías plásticas corresponden a un tema cultural: “Eso no
es tan actual, la mujer paisa siempre ha sido una mujer bonita y preocupada por
su belleza, eso es muy antiguo. Créanme que yo que he leído un poco sobre la
historia nuestra y entiendo perfectamente que eso era muy anterior. Nuestras
mujeres siempre han sido bonitas, desde la época de la independencia y antes de
eso, ellas siempre se han preocupado por su belleza y por verse mejor, en toda
la historia reciente y pasada”.
Sin embargo, es evidente que
las realidades sociales también influyen en el modo de actuar de las mujeres.
Por ejemplo, Valdivieso dice que hay otras motivaciones hoy en
día: “Existen realidades como el reggaetón que
promueven volúmenes mayores en las mujeres que siguen este tipo de música y que
acompañan los videos. Más tiene que ver, en estos momentos, el deseo de muchas
jóvenes de operarse con el reggaetón y con esa cultura que con la cultura del
narcotráfico”.
Agrega finalmente: “Yo
hice cirugía plástica en Brasil y la cirugía estética hace parte de la cultura
de la mujer brasilera. Todas las mujeres en Brasil quieren una cirugía
estética, desde las más pobres hasta las más ricas. Así sucede en Antioquia y
en Medellín, y es una cosa válida, pero no tiene ninguna relación con el ‘narco’
en la consecución de su cirugía ni en la motivación de esta”.
Liposucción:
la cirugía más riesgosa
"La
cirugía plástica suele ser un procedimiento seguro. Sin embargo, las personas
están expuestas a riesgos que, como en toda cirugía, pueden afectar su
integridad física, mental, emocional e, inclusive, su propia vida”, asegura la Sociedad Colombiana
de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (SCCP).
Valdivieso
argumenta que la cirugía más peligrosa es la liposucción: “pequeña, grande,
mediana, cualquier liposucción es la más peligrosa porque tiene el riesgo de
producir una enfermedad llamada trombo embolismo pulmonar”, que según la página
Medline Plus
“es una obstrucción de una arteria en los pulmones ya sea por grasa, aire,
coágulo sanguíneo o células tumorales”.
La
liposucción es un tipo popular de cirugía estética, con la cual se eliminan los
depósitos indeseables de grasa en exceso para mejorar la apariencia corporal y
pulir los contornos corporales irregulares o deformes. Algunas veces, este
procedimiento se denomina contorneado corporal y puede servir para moldear
lasáreas por debajo del mentón, el cuello, los pómulos, la parte superior de
los brazos, los senos, el abdomen, los glúteos, las caderas, los muslos, las
rodillas, las pantorrillas y los tobillos, información mencionada también en Medline Plus.
Hay
que tener claro con qué cirujano se realizara una cirugía. Según la SCCP:
“Los cirujanos plásticos para poder trabajar en Colombia deben avalar su título
ante el Ministerio de Protección Social (Antiguo Ministerio De Salud). Sin
embargo no es un requisito legal el pertenecer a la Sociedad Colombiana de
Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva para ejercer en Colombia”.
Igualmente,
la entidad afirma que para poder pertenecer a esta Sociedad es necesario avalar
estos títulos y establecer una conducta ética. Por otra parte, es requisito
necesario estar en un programa de educación continuada para permanecer en los
listados. Estos elementos son considerados elementos importantes en la
idoneidad del cirujano plástico. Cirugía plástica y cirujano plástico, no son términos
intercambiables, es decir el hecho de realizar un procedimiento de cirugía
plástica no implica que ese médico sea cirujano plástico.
Cirugías en
menores de edad
La página web Familia y salud afirma que la adolescencia es una etapa difícil en la
vida del ser humano, ya que muchos se enfrentan a problemas de autoestima, a la
no aceptación de su cuerpo y su imagen personal, por buscar la aceptación de
quienes rodean su eterno.
Según lo anterior, esta es una de las
razones por la cuales las cirugías estéticas han aumentado en el país, más aún
en Medellín donde las mujeres quieren verse
hermosas, con cuerpos esculturales, anchas caderas, pechos magnos, piel
tersa, lo que significa que, a veces, hay una presión social que obliga a las
mujeres a verse siempre bien, de tal forma que la mujer que no haya sido dotada
con estos atributos voluminosos, naturalmente, busque operarse.
Según la Sociedad Internacional de
Cirugía Plástica y Estética (ISAP), Colombia es el sexto país donde más se
realizan cirugías: 420.955 anuales y de esos el 30 y 40 % se realiza a menores
de edad.
El Senador Mauricio Lizcano busca que no se realicen estos
procedimientos estéticos en menores de dieciocho años. Con su proyecto de ley quiere, además
de prohibir las cirugías estéticas, impedir el procedimiento de la inyección de
biopolímeros. Las únicas excepciones de este proyecto serán las cirugías que sean de reconstrucción, las
de orejas o nariz y, finalmente, las que tengan que ver con el desarrollo de la
personalidad de los menores.
"Uno podría especular como
hipótesis que cuando un sujeto se transforma es porque no está cómodo consigo
mismo, es como si hubiera una disonancia o un elemento discordante en su
percepción como sujeto en términos físicos y el ideal que quiere alcanzar. La
persona se siente interiorizada porque no logra ese ideal, no sé si tenga baja
autoestima pero, mínimo, ese sujeto no está conforme con lo que es con su
cuerpo" explicó el psicólogo Orlando Arroyave.
Para practicar una cirugía estética en
menores de edad, se deben realizar los exámenes pertinentes. En caso de que
algo salga anormal, se realizaran más exámenes. Se solicitará el permiso del
menor de edad y, posteriormente, el de los padres de familia. Sin embargo, para
Valdivieso, la cirugía plástica en menores de edad solo se realizará en caso de
extrema importancia y con volúmenes moderados.
Adicción a las cirugías
Patricia García es una mujer de 37 años que se ha
realizado hasta el momento dos liposucciones de abdomen, aumento mamario y una blefaroplastia -cirugía de párpados-: “Yo me realicé estas cirugías porque tenía mi autoestima
muy baja. Mi primera cirugía fue el aumento mamario y me lo realicé porque al
tener mi primera hija, a muy temprana edad, la lactancia disminuyó el tamaño de
mis senos. Yo pienso que al uno realizarse una cirugía estética, le abre paso a
la adicción de seguir haciéndose más y mejorar las partes del cuerpo con las
que uno no se siente bien a lo largo de los años”.
En algunas personas, la adicción a las cirugías estéticas
está ligada al trastorno dismórfico corporal, que consiste, según Arroyave, en
que las personas sienten una excesiva preocupación o ansiedad porque alguna
parte del cuerpo la considera, en forma imaginaria o real, como anormal o
deforme. Este trastorno puede generar un deterioro social o psicológico e
impedir una vida normal.
Un claro ejemplo de adicción a las cirugías estéticas, es
la ucraniana Valeria Lukyanova, cuyo sueño logrado ha sido convertirse en una auténtica
Barbie humana. Según ella solo sus pechos han pasado por el bisturí; sin
embargo, varios medios de comunicación afirman lo contrario.
Igualmente,
Lady Noriega, ex reina del departamento de Córdoba, ha pasado por el quirófano
en varias ocasiones (se ha realizado procedimientos en los pómulos, nariz y
boca). Esa etapa de su vida comenzó con una pequeña sutura que, al tiempo, se
convirtió en una cicatriz y, para solucionarlo, se inyectó biopolímeros al lado
del mentón que le daría volumen y le dejaría la piel tensa.
La mujer fue
en varias ocasiones buscada por el ya fallecido narcotraficante Pablo Escobar quien
le habría ofrecido como regalo, por ir a un fiesta, unos 5 mil dólares y un
automóvil.
Para
concluir, Valdivieso dice que: “En esa época se crea una relación de narcoestética
en donde los narcotraficantes les pagaban las cirugías y ellas, a cambio ofrecían su belleza, pero la situación ha
cambiado. Hoy en día, como todos sabemos, no hay esos grandes narcotraficantes;
habrá narcotráfico pero es en una escala diferente de distribución, de tal
manera que la mayoría de las pacientes que un cirujano plástico como yo, opera,
son niñas que están estudiando en la universidad, que trabajan en una oficina;
que sus padres les pagan la cirugía o que sencillamente ellas trabajando de
lunes a domingo las pagan. Ese cuento de narcoestética ya no es una realidad”.